Resaltan el Presidente Enrique Peña Nieto y el Papa Francisco la importancia de la juventud como la
- notiexpress
- 15 feb 2016
- 4 Min. de lectura
El respeto, la tolerancia y el entendimiento son cualidades que, independientemente de la creencia de cada quién, nos hacen mejores personas, afirmó el Presidente de México.
· Tenemos que renovar la esperanza en el futuro; la esperanza es camino y es luz, señaló.
· No tengo duda de que el paso de Su Santidad dejará una huella imborrable en los mexicanos, pero también estoy seguro de que México dejará una profunda huella en el corazón del Papa Francisco, aseguró.
· México lo quiere. México quiere al Papa Francisco por su sencillez, por su bondad, por su calidez, expresó.
· México es un pueblo con juventud, capaz de renovarse y transformarse: Papa Francisco.
El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, y Su Santidad el Papa Francisco resaltaron la importancia de la juventud como la principal riqueza del país, y de actuar para edificar un mundo mejor, con compromiso colectivo en favor de una mejor comunidad, de una mejor sociedad.
En la ceremonia oficial de bienvenida al Sumo Pontífice, en el Palacio Nacional, el Presidente Peña Nieto, acompañado por su esposa, Angélica Rivera de Peña, señaló que “el respeto, la tolerancia y el entendimiento son cualidades que,
independientemente de la creencia de cada quien, nos hacen mejores personas. Son el espacio de encuentro desde el cual, dentro de las diferencias, podemos construir un mundo mejor”.
“Todos estamos llamados a edificar un mundo mejor, trabajando en unión y en sintonía, porque la solidaridad es, como usted bien lo ha dicho, un modo de hacer la historia”, dijo al Sumo Pontífice.
“Tenemos que renovar la esperanza en el futuro, la esperanza es camino y es luz”, subrayó.
Resaltó que a los gobiernos “nos corresponde crear las condiciones para asegurar un piso básico de bienestar a nuestras sociedades, garantizando oportunidades de desarrollo para todos”.
Por su parte, Su Santidad el Papa Francisco dijo que a los dirigentes de la vida social, cultural y política les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos “la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz”.
Precisó que “esto no es sólo un asunto de leyes que requieren de actualizaciones y mejoras, siempre necesarias, sino de una urgente formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro como corresponde en la causa común de promover el desarrollo nacional. Es una tarea que involucra a todo el pueblo mexicano en las distintas instancias, tanto públicas como privadas; tanto colectivas, como individuales”.
Dijo al Presidente Peña Nieto: “Le aseguro, señor Presidente, que en este esfuerzo el Gobierno mexicano puede contar con la colaboración de la Iglesia Católica, que ha acompañado la vida de esta nación y que renueva su compromiso y voluntad de servicio a la gran causa del hombre: la edificación de la civilización del amor”.
El Presidente Peña Nieto expresó al Sumo Pontífice: “Reconocemos en usted al líder sensible y visionario que está acercando a una institución milenaria a las nuevas generaciones. Reconocemos al Papa reformador que está llevando a la Iglesia Católica al encuentro con la gente”.
Su Santidad, continuó, “México lo quiere. México quiere al Papa Francisco por su sencillez, por su bondad, por su calidez”.
Papa Francisco, le dijo, “usted tiene un hogar en el corazón de millones de mexicanos”.
Añadió: “Yo estoy seguro de que su peregrinar por México será histórico; será luz y guía para millones de mexicanos. Su presencia entre nosotros contribuye a reafirmar nuestra vocación colectiva por la paz y la fraternidad, por la justicia y los derechos humanos. Las causas del Papa son también las causas de México”.
“Sepa que millones de mexicanos están listos para recibir sus palabras de paz, caridad y esperanza, especialmente en este año que la Iglesia Católica celebra el jubileo de la misericordia. Usted ha convocado a una fe que salga a la calle. En México, Papa Francisco, usted será testigo de esa fe, verá a millones de personas de bien, honestas y trabajadoras que, en su día a día, practican una vida de principios”, indicó.
Usted “va a recorrer nuestro país de frontera a frontera; conocerá la pluralidad de sus expresiones étnicas y culturales. Será testigo de una nación de jóvenes que hace frente a sus desafíos y que se está transformando para superarlos”, le expresó.
Señaló al Obispo de Roma que “en las calles, en los estadios y plazas que visitará, se encontrará con un pueblo generoso y hospitalario; con un pueblo orgullosamente guadalupano. Éste es el México que lo recibe con el corazón y los brazos abiertos. Somos una comunidad que valora a la familia; una sociedad solidaria y una nación forjada en la cultura del esfuerzo”.
“No tengo duda de que el paso de Su Santidad dejará una huella imborrable en los mexicanos, pero también estoy seguro de que México dejará una profunda huella en el corazón del Papa Francisco”, resaltó.
El Titular del Ejecutivo mexicano expresó que “desde lo espiritual, a la Iglesia Católica y a las demás religiones del mundo les toca seguir promoviendo la esperanza y la solidaridad, la fraternidad, y ante todo el amor”.
“De ahí la importancia de tener un Estado laico, como lo es el Estado mexicano, que al velar por la libertad religiosa protege la diversidad y la dignidad humana. Por su parte, a los ciudadanos les corresponde practicar y transmitir los valores que nos permiten convivir y avanzar en sociedad”, subrayó.
Añadió que “para bien, la democracia se extiende en el mundo. La expresión de la diversidad es cada vez más aceptada, pero al mismo tiempo resurgen grupos intolerantes que convierten sus fobias en actos de odio”.
“El individualismo, el consumismo y la permanente ambición de tener siempre más, no sólo provocan ansiedad y frustración, también atentan contra la solidaridad humana y el cuidado del planeta, que es nuestra casa común. Todas estas realidades nos muestran a una humanidad que constantemente enfrenta la decisión de hacer el bien, de ser indiferentes o de dejarse llevar por el mal”, indicó.
Refirió que “estos dilemas nos obligan a la reflexión, a pensar hacia dónde vamos y qué mundo queremos legar a quienes vienen después de nosotros. Sobre todo, estos desafíos deben motivarnos a la acción, al compromiso colectivo; al compromiso de todos en favor de una mejor comunidad, de una mejor sociedad”.
